Asumir la iniciativa
Se hallará cómodo quien ocupe primero el campo de batalla y aguarde a su enemigo; el que llega después y se lanza apresuradamente al combate estará cansado.
Los diestros en la guerra llevan al enemigo hasta el campo de batalla y no son conducidos hacia allí por él.
Usted habrá de ofrecerle alguna ventaja para atraerle al campo de batalla. O adoptar acciones que le impidan llegar.
Planificar la sorpresa
Considere las siguientes acciones para sorprender y acosar al enemigo:
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Cuando esté descansando, fatíguele
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Cuando esté bien alimentado, logre que llegue a padecer hambre
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Cuando repose, oblíguele a moverse.
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Surja allí en donde tenga que apresurarse
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Muévase velozmente hacia donde no sea esperado.
Ataque
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Defensa
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Para ocupar lo que ataque, asalte lo que no está protegido
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Para conservar lo que defienda, asegúrese un lugar que no sea atacado
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Frente a los diestros en el ataque, un enemigo no sabe por dónde defenderse
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Frente a los diestros en la defensa, el enemigo no sabe por dónde atacar
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Aquél cuyo avance es irresistible irrumpe en las posiciones débiles de su adversario
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Quien en la retirada no puede ser perseguido se mueve con tal rapidez que no es posible atraparle
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Conseguir una superioridad relativa
Si soy capaz de determinar las disposiciones del enemigo mientras oculto las propias, entonces:
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Puedo concentrarme y él tiene que dividirse
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Soy capaz de emplear mi fuerza para atacar una fracción de la suya; por eso, seré superior.
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El enemigo no debe saber en dónde pretendo librar batalla.
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Ignorándolo, tendrá que prepararse en mucho sitios.
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Si se prepara en muchos sitios, serán pocos los que luchen en cualquier lugar.
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Uno que cuenta con pocos ha de prepararse contra el enemigo.
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Uno que cuenta con muchos obliga al enemigo a prepararse contra él.
Indagar conocimiento
Si uno sabe dónde y cuándo se librará a la batalla, será capaz de enviar todos sus recursos al lugar adecuado.
Si uno ignora dónde o cuándo se librará la batalla, sus unidades serán incapaces de ayudarse unas a otras.
Cabe crear la victoria (aunque el enemigo sea mayor en número, podemos impedirle que entable combate).
Averigüe sus planes y sabremos si nuestra estrategia funcionará
Acósele y determine sus pautas
Sondéele para conocer sus puntos fuertes y débiles.
Ser flexible
Mientras que usted se informa sobre él, no permita que discierna su disposición.
Las estrategias no cambian con la épocas
Modifíquelas cuando sean demasiado evidentes
Del mismo modo que en su descenso el agua conforma su curso según sea el terreno, evite los sectores fuertes y ataque en los débiles; determine la victoria en relación con la disposición del enemigo.
Como el agua no tiene forma constante, tampoco existen condiciones constantes.
Puesto que la situación se altera de modo constante, usted debe modificar continuamente sus tácticas.